Patricia Bustos Roa
El bruxismo es el hábito involuntario e inconsciente de apretar y hacer rechinar los dientes, lo cual sucede más frecuentemente en la noche, pero también suele presentarse durante el día.
Esta actividad parafuncional de la musculatura masticatoria trae numerosas consecuencias. Se produce un sobre uso de la musculatura oro-facial por lo que los dolores de cara, cabeza y cuello se hacen habituales debido a la contracción muscular permanente; la mala calidad del sueño provoca cansancio matinal; hay un desgaste de los dientes que puede concluir en un importante deterioro dental, incluso con fractura y pérdida de piezas dentales.
Como causas del bruxismo se han mencionado el estrés, la ansiedad y las malas oclusiones, por lo que el tratamiento debe ser multi-factorial.
Las malas oclusiones deben ser detectadas y tratadas por un odontólogo especialista en oclusión, quien indicará además el uso de un plano de relajación. Si bien esto último no soluciona la causa del problema, sí ayuda mientras se recupera la armonía muscular.
A veces se debe hacer uso de medicamentos mio-relajantes.
No nos interesa aquí precisar si estas alteraciones son la causa o una consecuencia, pero cabe destacar que al haber una tensión emocional, el cuerpo adopta una postura particular (somatización de aquella tensión).
Se puede observar en estos casos ante-proyección de cabeza, el cuello está encogido, las mandíbulas apretadas, el pecho cerrado por la inclinación de los hombros, la respiración es superficial y las manos suelen estar apretadas.
Quienes padecen de bruxismo, suelen presentar gran tensión en la lengua y en las manos. Hay una importante relación miofascial entre la tensión que tiene lugar en cada una de estas dos estructuras; quienes bruxan por lo general aplican en sus actividades manuales una gran fuerza, realizando una contracción muscular que es mayor a la requerida. Algunos ejemplos: apretar el volante, apretar el mouse, pelar una fruta como si ésta se nos resistiera, o simplemente mantener frecuentemente apretadas las manos durante el día y la noche.
Haga usted la siguiente experiencia: adopte la posición de tensión y apriete fuertemente los puños, prestando especial atención a lo que pasa en su lengua y en su mandíbula, probablemente notará que al apretar los puños, la lengua se pega firmemente al paladar superior y su mandíbula se tensa y al liberar la tensión de las manos la lengua se relaja
El Método Feldenkrais® tiene como objetivo trata de hacer consciente una serie de hábitos y posturas que tienen o tuvieron que ver con nuestro estado emocional, y como muchas veces un estado emocional se transforma en un hábito, éste empieza a provocar importantes cambios en nuestra estructura determinando una actitud postural que puede llegar a ocasionar dolores y disminuir nuestra disponibilidad corporal
Darnos cuenta de nuestros hábitos de movimiento, de nuestras emociones crónicas nos permite conocer como estas influyen en nuestra postura y nuestros movimientos.
- Experimentar opciones más cómodas de realizar nuestras acciones a la luz de la consciencia nos permite elegir formas de organización postural sin esfuerzo , sin tensión inhibiendo de esta manera malos hábitos emocionales y posturales
Es importante tener presente que el manejo del bruxismo tiene una relación de inter-dependencia con el manejo del estrés. En efecto, reconocemos en esta situación una postura característica: la cabeza esta adelantada, los hombros proyectados hacia arriba y adelante, el pecho está hundido, la respiración es superficial y las rodillas suelen estar trabadas hacia atrás; luego, al abrir la mandíbula, hay dolor y tensión en la musculatura del cuello.
En el caso particular del bruxismo el tono de la musculatura de cuello, hombros, brazos y cara está aumentado, de manera que el maxilar inferior presiona contra el superior apretando los dientes entre si. El tono muscular de las manos es inter dependiente de la musculatura de cuello y hombros de manera que si hay un exceso de tensión en las manos, la lengua se observa tensa y pegada al paladar.
Un dato: poner atención a cómo disponemos las manos en nuestras acciones cotidianas, ¿apretamos el volante, presionamos en exceso el mouse, mantenemos las manos empuñadas durante la noche?
La Educación Somática enfatiza la responsabilidad que tenemos en los procesos de salud y enfermedad. Nosotr@s obtenemos así una información de primera mano que nos permite darnos cuenta de cuáles son nuestros hábitos.
El Método Feldenkrais® es un método de conciencia corporal que, mediante lecciones de movimiento (Autoconciencia a través del movimiento), nos facilita DARNOS CUENTA COMO HACEMOS LO QUE HACEMOS.
Nos movemos de acuerdo a como pensamos y sentimos. El movimiento es la puesta en acción de nuestras sensaciones emociones y pensamientos, pues mente y cuerpo son una unidad indisoluble
Nuestra vida esta configurada por múltiples hábitos: pensamos, sentimos y actuamos de acuerdo a ellos. El Método Feldenkrais® nos posibilita hacernos conscientes de estos hábitos, los que muchas veces son nocivos; entonces aprendemos nuevas opciones de movimiento y podemos cambiar los anteriores, encontrando así una mayor comodidad y bienestar.
No estamos acostumbrados a percibirnos mediante prácticas de autoconsciencia, sino más bien a través del dolor que nos toma “por asalto”. Por ejemplo, sentimos y sabemos de nuestras rodillas cuando éstas nos duelen, pues el dolor es la forma en que el sistema nervioso protege y encapsula a la zona adolorida.
Mientras menos conocimiento tenemos de nuestro cuerpo y de nuestras respuestas motoras, menores son nuestras posibilidades de movimiento y, en consecuencia, tendemos a rigidizarnos y anquilosarnos. Por lo tanto, el primer paso es conocer nuestros hábitos: cómo respiro, cómo están mis manos y mi lengua en este momento; cómo están dispuestos los hombros, cómo descargo y distribuyo el peso en los pies.
El segundo paso es ampliar nuestra autoimagen; es necesario entonces ampliar el conocimiento de sí a través de la curiosidad y del placer del movimiento, haciendo movimientos pequeños y fáciles que nos permitan descubrir nuestras posibilidades, liberar restricciones e integrar al movimiento zonas desconocidas o ausentes de nuestra auto-imagen.
La lengua es uno de los sitios en donde con mayor frecuencia se manifiestan tensiones musculares inconscientes y crónicas, las que contribuyen a tensionar otras zonas de la cara incluida la mandíbula. Sólo cuando la lengua aparece con claridad en la imagen corporal, podemos tomar conciencia del exceso de tensión y entonces soltarla en forma permanente.
La región de la base del cuello anterior y posterior es un verdadero cruce de coordinación muscular, donde ejercen su influencia las adaptaciones posturales, incluidas las pautas respiratorias inadecuadas que generan dolor-espasmo y contractura.
El cambio en la posición de la cabeza, determina cambios en la posición de la mandíbula y del hueso hioides que es el soporte de los músculos de la lengua.
Si logramos organizar el esqueleto para que la fuerza de gravedad pase a través de él, podremos usar los músculos para la función que les corresponde: el movimiento, en ningún caso sostenernos
Finalmente y como corolario: tengamos presente que es la CONCIENCIA que ponemos en nuestros actos lo que nos permite conocer, reorganizar y lograr hacer lo que queremos hacer, sin dolor sin esfuerzo