
Extractado del libro La Sabiduría del Cuerpo
Moshe Feldenkrais
El estado de plena conciencia se compone de cuatro elementos: movimientos, sensaciones, sentimientos y pensamientos. Cuando ninguno de ellos está presente, pronto nos quedamos dormidos. Todo el mundo sabe que los movimientos y las sensaciones son funciones del sistema nervioso central, pero más allá de eso planteo que el proceso mental es el mismo tipo de función y, además, intentaré demostrar que los sentimientos también son funciones del sistema nervioso central.
La reacción del miedo trae aparejada una contracción violenta de los músculos flexores (especialmente de los abdominales) y la retención de la respiración. Este estado se acompaña de una serie de perturbaciones vasomotoras: el pulso se acelera, la transpiración aumenta y, en casos extremos, se producen temblores e incluso la defecación . Muchos soldados han experimentado estos síntomas en el momento de abandonar las trincheras para la primera carga de bayoneta. La intensa contracción de los músculos flexores es simultánea a la inhibición de sus antagonistas, los músculos extensores, que producen inestabilidad en las rodillas y dificultan mantenerse de pie.
Un bebé recién nacido tiene muy poca sensibilidad frente a los estímulos externos: solo reacciona ligeramente a la luz el sonido, a los olores o cuando lo pellizcamos suavemente. No obstante si siente que está a punto de caer, sus músculos flexores se contraen violentamente la respiración se interrumpe, el pulso se acelera, se producen alteraciones vasomotoras y el bebé rompe a llorar. Existe una sorprendente semejanza entre la reacción de un bebé recién nacido ante la amenaza de una caída y la reacción de un adulto que tiene miedo de caerse.
La reacción frente a una caída ya está presente en el momento del nacimiento; es innata, lo que significa que no depende de la experiencia aprendida. Si observamos a una persona que siente miedo o está angustiada, comprobaremos que tiene la cabeza inclinada hacia abajo, el pecho hundido y las rodillas flexionadas, tiembla ligeramente y carece de tono extensor. Todas estas manifestaciones corporales forman parte de la contracción general de los músculos flexores.
Cuando el oído del bebe se agudiza pocas semanas después de nacer, un sonido fuerte y repentino provoca el mismo estado de reacción violenta.
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El patrón de reacción que observamos en los adultos atenazados por el miedo, o sumidos en un estado de ansiedad, se produce por la estimulación de la rama vestibular del octavo nervio craneal. Los trastornos son típicos de la ansiedad (vértigo, vómitos y otros síntomas) son los mismos que se suelen observarse cuando las funciones vestibulares están perturbadas.
Por consiguiente, hemos establecido cuál es el patrón subyacente en el desarrollo de los trastornos de ansiedad , en los estados persistentes de miedo e indecisión y en la falta de autocinfianza crónica. Además, hemos destacado la interdependencia de los sentimientos, por un lado, y de las funciones del sistema nervioso central, por otro, demostrando de qué forma afectan a la postura corporal y crean patrones típicos de tono muscular.