Los hábitos son un conjunto de prácticas que se realizan siempre de la misma manera, constituyen entonces una acción automática que no necesita ser pensada, un engrama cerebral, que ha sido incorporada por la repetición frecuente. Se trata, pues, de una conducta aprendida, ya sea por imitación en la infancia o por influencia del medioambiente.
Nuestra vida cotidiana se sustenta en múltiples hábitos de:
Estudio
Alimentación
Higiene
Emocionales, etc.
No somos conscientes del grado de dependencia que podemos llegar a tener de nuestros hábitos y rutinas, lo cual se debe a que constituyen una configuración cerebral y es así que siempre reaccionamos de la misma manera ante determinadas situaciones o personas (en cada caso por acción de un hábito emocional). Adoptamos una actitud de enojo o expresamos nuestra alegría de maneras diferentes estando frente a diversas personas; es decir, la misma situación nos hace enojar o nos deja indiferentes o asustados de acuerdo a con quien nos relacionamos en ese momento.
Los hábitos pueden ser saludables y ayudarnos a un mejor vivir (no tenemos que reconstruir nuestro mundo cada día), pero muchas veces se convierten en una compulsión y limitan nuestra capacidad de decidir y por ende nuestra libertad.
Sin darnos cuenta comenzamos a anquilosar nuestro cuerpo y nuestra mente al repetir los mismos patrones de movimiento, las mismas reacciones, lo cual puede llegar a ser una compulsión de la que no somos conscientes limitando así nuestra capacidad de aprendizaje, de crecimiento y, finalmente, de cambio. Conocer nuestra individualidad implica indagar nuestros hábitos y rutinas, reconocerlos como tales y llegar a saber que no existe una sola manera de actuar ante una misma situación.
En el Método Feldenkrais(R) se trata de entregar elementos para darnos cuenta de cómo hacemos lo que hacemos, reconocer situaciones que se originan a partir de malos hábitos, aprender formas alternativas de movernos y en este proceso desarrollar un tipo de inteligencia motriz que posibilite experimentar sensaciones de comodidad y ligereza. Al hacer consciente las sensaciones que acompañan a nuestros procesos motrices, se hace posible incorporar nuevas formas de comportamiento. Al repetir estas un cierto número de veces, podemos lograr un “recableado” del sistema sensomotor a través de movimientos simples, fáciles y lentos.
El objetivo de estas prácticas de autoconciencia es estimular nuestro sistema nervioso y, mediante el aumento de la propiocepción (conciencia del movimiento y sus efectos), ampliar, flexibilizar y mejorar nuestro repertorio motriz, desarmando viejas creencias acerca de nuestras posibilidades personales.
La flexibilidad es una propiedad que se puede encontrar a nivel de músculos, tejido conectivo y articulaciones, pero también a nivel de las estructuras mentales y sistemas de creencias.