Patricia Bustos Roa
Sabemos muy poco de nuestro cuerpo, pero habitualmente no echamos de menos saber más, pues cada una de las funciones cotidianas que realizamos -alimentarnos, respirar, caminar, hablar , emocionarnos- nos parecen naturales y obvias. Entonces, no nos preguntamos sobre los procesos que conducen y posibilitan cada una de estas actividades ¿Podemos conocer cómo tienen lugar en nosotros aquellos procesos?
Conocer el modo en que opera esa maravillosa naturalidad es el primer paso que nos puede ayudar a incrementar el mejoramiento de nosotros mismos. El cuerpo es el lugar desde donde ocurren las sensaciones, pensamientos y emociones, es desde el cuerpo que somos en el mundo. No «tenemos» un cuerpo, sino que somos cuerpo.
En Educación Somática hablamos de Soma para referirnos al cuerpo vivido desde el interior (en oposición al cuerpo objeto que es estudiado desde el exterior). La instancia que nos proporciona este conocimiento es la conciencia, que es en este caso la capacidad de prestar atención a las sensaciones, sentimientos y movimientos experimentados a través del cuerpo en movimiento.
Pienso que nuestro sistema educativo, excesivamente centrado en la entrega de conocimientos (de contenidos), está en deuda con la importante tarea de posibilitar en los niños el conocimiento de sí mismos. Conocer las propias emociones, pensamientos y sensaciones da la posibilidad de autorregularse y asumir responsabilidades tanto en el autocuidado como en las relaciones con los demás.
Hoy recurro a una reflexión de Yvan Joly (Psicólogo, Educador Somático y entrenador certificado del Método Feldenkrais) para conocer más acerca de este tema. A continuación, comparto un extracto de su libro Educación somática (2008):
La Educación Somática es un campo disciplinario que forma parte de un conjunto más amplio que suele nombrarse como la somática: los enfoques corporales o psicocorporales, somatoterapias, disciplinas del cuerpo, bodywork, en todas sus formas, etc. Thomas Hanna, filósofo y somatólogo, fundador de la revista «Somatics», fue el primero en definir la somática o «somatología».
En primer lugar, es básico mencionar que, dentro de este contexto, la noción de soma identifica al «cuerpo viviente» tal como es vivido, tal como es sentido desde el interior al «Yo». En este caso, nos volvemos a encontrar esta noción de in-corporación o de encarnación que es tan importante para las ciencias cognitivas contemporáneas y la filosofía fenomenológica.
El cuerpo ya no es sólo un objeto de estudio mecánico, visto desde el exterior, sino más bien un soporte integrado de la experiencia de la vida emotiva, sensorial, imaginativa, espiritual: en resumen el sustrato de toda experiencia de vida.
Según Thomas Hanna (1983), la somática es el arte y la ciencia de procesos de interrelación entre la toma de conciencia, el funcionamiento biológico y el medio ambiente, los tres elementos concebidos como un conjunto sinérgico.
Por ello nos encontramos con un campo amplio que incluye diversos enfoques corporales: terapias psicocorporales que fueron inspiradas por Reich, tales como la Bioenergética, las prácticas de tradición oriental ( meditación, yoga, tai chi chuan y otras artes marciales), técnicas de relajación, el bio-feedback( retroalimentación biológica), la imaginería mental, e investigaciones en cuanto a la dialéctica cuerpo-espíritu, como la psiconeuroinmunología. En este campo disciplinario diversos métodos consideran el cuerpo viviente como sistema biológico, capaz de autorregulación y de conciencia así como de continuidad en su relación con el medio ambiente.