Para respirar natural y libremente son necesarios dos requisitos: estar alineados, y relajados.
Las guaguas y los gatos respiran moviendo el abdomen ritmicamente…..ellos no conocen el estrés ni las malas posturas.
Una mecánica corporal relajada muestra a una persona que respira en forma lenta profunda y calma, y es probable que también sus otras funciones sean eficientes; por el contrario, cuando la actitud postural es de desequilibrio, se alteran otras funciones. En el orden motriz, los músculos y ligamentos se hallan en un estado anormal de tensión y distensión, lo que acarrea dolor y aparición de puntos gatillos, siendo probable que la función cardíaca y digestiva también se vea alterada.
Las disfunciones respiratorias (respiración superficial, entrecortada, agitada) se asocia a enfermedades y estados emocionales crónicos: estrés, ansiedad, síndrome de pánico, fibromialgia, fatiga crónica. Muchas veces la reeducación respiratoria, mediante técnicas de relajación y/o meditación, es fundamental para la recuperación de estos cuadros ya que una disfunción respiratoria acarrea desequilibrios bioquímicos que mantienen estas situaciones. Este desequilibrio pone en marcha al sistema nervioso autónomo simpático que es el que prepara al cuerpo en situaciones de estrés – sistema nor-adrenérgico.
El principal músculo de la respiración es el diafragma, un conjunto de músculos con forma de bóveda o paraguas que limita la cavidad torácica de la cavidad abdominal. El diafragma es el centro de todo el sistema miofascial, a este nivel se entrecruzan todas las cadenas musculares, las que van de la periferia a la profundidad; constituye entonces una verdadera viga fibrosa central que en su funcionamiento incorpora a los tejidos de la faringe y del perineo.
La mecánica corporal defectuosa en las primeras etapas de la vida, se convierte en un factor decisivo para el círculo vicioso de las enfermedades crónicas, por lo tanto es fundamental prevenirlas y tratarlas. Si el esqueleto está en desequilibrio, las funciones están alteradas, el sistema miofascial está en un anormal estado de tensión-distención.
Respirar desde el pecho (costal superior) no permite que ingrese suficiente aire a los pulmones, es una respiración que sólo ventila los ápices; lo mismo sucede con la ventilación corta y rápida (característica en situaciones de estrés, miedo, angustia, rabia y ansiedad ).
Con la respiración corta y superficial aumenta el volumen de aire residual (aire que permanece en los pulmones), disminuye entonces la capacidad ventilatoria y por ende la oxigenación de los tejidos, entonces el sistema se protege aumentando la circulación : taquicardia y polipnea (aumento de la frecuencia respiratoria). Estamos aquí frente a los indicadores de un sistema simpático activo.
El diafragma es el catalizador de todas las funciones: respiratoria, circulatoria, digestiva. Una alineación natural de los huesos asegura todas estas funciones, ya que el diafragma se adapta a las deformaciones del tórax y su movilidad depende de las costillas y el esternón El desequilibrio postural y el aumento de la demanda respiratoria en esfuerzo (trabajo en el jardín, gimnasio) generan grandes demandas a la columna vertebral que pueden generar dolores o lesiones de columna vertebral (hernias).
El desequilibrio postural conduce inevitablemente a cambios que impiden la normal función ventilatoria, el tórax se torna rígido, la columna cervical estará en anteproyección, las costillas superiores elevadas e hipomóviles, los músculos respiratorios accesorios -que son necesarios en ventilación de esfuerzo (trapecio, escalenos, angular, del omoplato)- se presentaran tensos y dolorosos. La función del hombro estará alterada y los movimientos comienzan a ser dolorosos (síndrome del manguito rotador.
La función postural anormal o la función respiratoria deficiente, generan un círculo vicioso que alteran la estructura normal. Recuperar el equilibrio y la armonía gravitatoria permite organizar la función respiratoria: el diafragma estará disponible para ejercer como una poderosa viga fibrosa central que relaciona todos los tejidos miofasciales desde la faringe al periné, permitirá también la buena ventilación y oxigenación que es indispensable para la actividad de todas las células del organismo.
Moshe Feldenkrais afirmaba que la inhalación está «sobre valorada», pues lo primero que hace una persona frente a la invitación a respirar es inhalar, cuando precisamente esta es la única función que como seres vivos nunca dejamos de hacer. La invitación entonces es descubrir el valor de la exhalación.
Para poder llenar un vaso de agua primero debemos vaciarlo de su contenido; así, exhalar es precisamente lo que permite que el aire salga para volver a llenar los pulmones con el volumen de aire que necesitamos para la acción requerida.
Por otro lado el Método Feldenkrais enfatiza cómo el proceso de respirar se ajusta por sí mismo a la posición del cuerpo respecto a la gravedad, y si éste se mantiene erguido, sostenido por la estructura esquelética, la respiración se torna fácil y rítmica.
Durante las experiencias de movimiento (ATM) dirigidas a la organización postural, comprobamos la importancia de la organización de las costillas y de la movilidad del esternón con respecto a la columna dorsal. Esto posibilita ajustarse a las diversas organizaciones en relación a la gravedad, permitiendo que un tórax móvil y disponible haga fluida y rítmica la respiración.
La respiración natural no es algo que se pueda aprender mediante una tabla de ejercicios, sino que es algo que hay que redescubrir una y otra vez, a cada instante. Resulta de una continua mirada al interior, de localizar y liberar las tensiones que afectan al diafragma.
La alineación natural del cuerpo, en que los huesos lo soportan totalmente, es una condición básica para poder respirar con facilidad. La respiración y la alineación van juntas y se relacionan con nuestro estado emocional.
Patricia Bustos Roa
Kinesióloga- Instructora Método Feldenkrais®